NO HAY VERGÜENZA.
Hace más de 15 días aceptó la oferta.
Una oferta que representaba más de un 30% de mejora salarial.
Un cliente que flexibilizó lo que nunca había querido negociar.
Una búsqueda que duró meses, entrevistas largas, dudas, ajustes.
Era la indicada.
Hoy, después de vacaciones de semana santa, volvíamos todos a la rutina.
En teoría, ella también.
Hoy era el día en que debía llegar a su nueva oficina.
Su equipo la estaba esperando.
Su silla tenía su nombre.
Habíamos coordinado hasta el horario de ingreso.
Y a las 7:47am, nos llegó el correo.
Que había decidido no continuar.
El día que entraba!!!!!!!!!! 😨
Que su anterior empresa le había hecho una contraoferta.
Que se quedaba.
Sin una llamada.
Sin una conversación.
Después de todo lo que se había movido para construir ese nuevo comienzo, lo soltó en el último minuto.
Con un correo.
El mismo día en que empezaba.
No juzgo su decisión.
Cada quien lleva su historia y su miedo.
Me cuesta procesarlo.
Porque esto no fue solo un proceso más.
Fue una relación construida desde la confianza.
O eso creí.
Y me quedo con una sensación difícil de explicar.
Porque en este oficio aprendemos a lidiar con decisiones duras.
Pero hay algo que nunca debería perderse: la palabra.
Nosotros seguimos.
Seguimos buscando al candidato ideal.
Seguimos creyendo que vale la pena encontrar personas que no solo tengan talento, sino también compromiso.
Hace más de 15 días aceptó la oferta.
Una oferta que representaba más de un 30% de mejora salarial.
Un cliente que flexibilizó lo que nunca había querido negociar.
Una búsqueda que duró meses, entrevistas largas, dudas, ajustes.
Era la indicada.
Hoy, después de vacaciones de semana santa, volvíamos todos a la rutina.
En teoría, ella también.
Hoy era el día en que debía llegar a su nueva oficina.
Su equipo la estaba esperando.
Su silla tenía su nombre.
Habíamos coordinado hasta el horario de ingreso.
Y a las 7:47am, nos llegó el correo.
Que había decidido no continuar.
El día que entraba!!!!!!!!!! 😨
Que su anterior empresa le había hecho una contraoferta.
Que se quedaba.
Sin una llamada.
Sin una conversación.
Después de todo lo que se había movido para construir ese nuevo comienzo, lo soltó en el último minuto.
Con un correo.
El mismo día en que empezaba.
No juzgo su decisión.
Cada quien lleva su historia y su miedo.
Me cuesta procesarlo.
Porque esto no fue solo un proceso más.
Fue una relación construida desde la confianza.
O eso creí.
Y me quedo con una sensación difícil de explicar.
Porque en este oficio aprendemos a lidiar con decisiones duras.
Pero hay algo que nunca debería perderse: la palabra.
Nosotros seguimos.
Seguimos buscando al candidato ideal.
Seguimos creyendo que vale la pena encontrar personas que no solo tengan talento, sino también compromiso.