Comparto mi nuevo artículo dedicado a todos aquellos que se derrumbaron, se levantaron, curaron sus heridas, mantuvieron la esperanza y siguieron caminando.

Es un breve homenaje a mi padre que falleció hoy, mi más grande coach, fuente eterna de inspiración. Representó para mi el modelo de la prudencia, la bondad hecha persona, el esfuerzo para dar todo lo que llevamos dentro para ganar y la inspiración expresada en su labor de médico curando de cuerpo y alma a miles de personas.

En medio de un Perú que recompensa los atajos, y retribuye “a los vivos”, él siempre me recordó que nada hay realmente gratis en la vida y que todo lo que vale, exige sacrificio. Guardo en mi corazón todo lo que aprendí de él, y desde la admiración más profunda, fijo allí mi objetivo, intentando dejarle a mi hijo la misma huella.