Está bien no estar bien: No normalicemos el burnout
Hace unos días leí algo que me hizo reflexionar: Las mariposas descansan cuando llueve porque la lluvia puede dañar sus alas. Esperan a que pase la tormenta para volver a volar.
¿Por qué nosotros no hacemos lo mismo?
Vivimos en una cultura que glorifica el agotamiento. “Si no duele, no sirve”, “el que madruga, Dios lo ayuda”, “descansar es para los débiles”. Y así, seguimos forzándonos hasta que el cuerpo y la mente colapsan.
El burnout no es solo cansancio, es un problema serio. La OMS lo reconoció como una enfermedad ocupacional en 2019 y estudios recientes muestran que afecta a más del 77% de los trabajadores en algún momento de su vida laboral. Sus síntomas incluyen:
✅ Agotamiento extremo (físico y emocional).
✅ Despersonalización (sentirte desconectado de tu trabajo).
✅ Disminución del rendimiento.
Pero aquí viene lo peor: no solo afecta la productividad, también daña la salud. Según la Asociación Americana de Psicología, el estrés laboral crónico aumenta el riesgo de enfermedades cardíacas, depresión y trastornos del sueño.
Te cuento algo personal… Hace un tiempo, pasé por un periodo en el que todo en mi vida giraba en torno al trabajo. Largas jornadas, sin pausas, siempre diciendo “sí” a más responsabilidades. Hasta que un día, me di cuenta de que estaba completamente agotado. No tenía energía, todo me irritaba y lo peor: había dejado de disfrutar lo que hacía.
Aprendí a la mala que descansar no es un lujo, es una necesidad. Que pedir ayuda no es debilidad, es valentía. Y que está bien hacer pausas para recuperar fuerzas.
Así que hoy te digo esto:
Si sientes que te pesa cada día, si el trabajo dejó de emocionarte, si tu cuerpo te está enviando señales… Escúchate. Está bien no estar bien. Como las mariposas, también podemos esperar a que pase la tormenta.
Porque después, volveremos a volar.
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