El trabajo donde más aprendí no fue donde más crecí.

Tampoco fue donde puse en juego mis mejores habilidades.

Ni donde tuve los mejores mentores.

El trabajo donde más aprendí fue en aquella empresa donde:

• no reconocían mis logros ni aportes
• cuando hacía algo muy bien me decían que estaba mal
• los jefes daban órdenes contradictorias
• hacían reuniones y no me invitaban

Hubiera querido no pasar por aquella temporada en el infierno, pero sin todo lo aprendido no sería lo que ahora soy.

¡Gracias por haberme enseñado el camino que nunca voy a tomar!

De la sanación aflora la gratitud por haberme enriquecido tanto.